La alimentación diaria influye de forma muy significativa en el rendimiento físico de un deportista. Una alimentación equilibrada debe cumplir:
- Proteínas: 10-50%: lácteos, legumbres, carne, pescado.
- Lípidos: 30-35%: acdeites y grasas.
- Hidratos de carbono: 50-60%: pasta, cereales, pan, patatas.
Sin olvidar las vitaminas y los minerales (frutas, verduras y zumos) que nos ayudan a prevenir muchas enfermedades.
La pirámide nutricional nos enseña de forma sencilla con qué frecuencia debemos consumir estos alimentos:
Antes del ejercicio es recomendable que tomes una comida ligera y, sobre todo, rica en hidratos de carbono: cereales, pasta o fruta. Ten en cuenta esto sobre todo si practicas deporte durante más de una hora seguida, ya que de lo contrario, si previamente no te has alimentado bien, podrías sentirte agotado mucho antes.
Una vez finalizado el ejercicio físico, bebe abundante líquido para reponer el agua, las vitaminas y los minerales perdidos durante la competición.
